Seguro que en tu casa hay un bote de lejía. Es uno de esos productos que nunca faltan en la despensa de limpieza. ¡Y no es casualidad! La lejía desinfecta, elimina bacterias, hongos y virus, y blanquea como ningún otro producto. Pero ojo, también es muy fácil usarla mal.
En este artículo te contamos qué es la lejía, cómo se utiliza y cuáles son los 7 errores más comunes al limpiar con lejía que conviene evitar. Porque sí, es una aliada poderosa; pero si la usas de forma incorrecta puede perder eficacia, dañar superficies o incluso ser peligrosa para tu salud.
Índice
ToggleLa lejía es el nombre común del hipoclorito de sodio (NaClO), compuesto químico formado por sodio, cloro y oxígeno. Así que, si alguna vez te has preguntado si hipoclorito de sodio y lejía es lo mismo, la respuesta es que sí, son el mismo compuesto, aunque la lejía es una disolución de este químico en agua.
Y otra duda habitual: ¿cloro y lejía es lo mismo? Pues no exactamente. El cloro es un elemento químico que se utiliza como base, mientras que la lejía es un producto elaborado a partir de él.
Entonces, ¿para qué sirve la lejía? Principalmente para desinfectar, blanquear y eliminar malos olores. Se utiliza en baños, cocinas, suelos, ropa blanca y, en algunos casos, hasta en el agua potable (aunque en dosis muy controladas).
Eso sí, hay que saber cómo aplicarla. ¡Nunca mezcles lejía con agua caliente! Sí, has leído bien: si lo haces, pierde eficacia. Lo recomendable es diluir siempre la lejía en agua fría y usar guantes, además de ventilar bien los espacios.
¿Conoces las diferencias entre limpiar, desinfectar y esterilizar? Esto tiene mucho que ver con el primer error que la gente comete. La lejía no limpia la suciedad visible: la lejía desinfecta. Es decir, elimina microorganismos, pero no sustituye al jabón o al detergente.
Por eso, antes de desinfectar con lejía, debes limpiar las superficies con agua y jabón. ¡Solo así la desinfección será efectiva!
Ahora sí, vamos a repasar los errores más habituales a evitar al limpiar con lejía:
Uno de los mayores peligros es mezclar la lejía con amoniaco, vinagre o limpiadores ácidos. El resultado puede ser la liberación de gases tóxicos muy dañinos para tu salud.
Así que apunta esta regla de oro: ¡nunca combines la lejía con otros productos! Úsala siempre sola y diluida en agua.
Si tienes dudas sobre cuándo usar lejía o amoniaco en cada caso, consulta nuestro post.
Si echas demasiada cantidad de lejía, corres el riesgo de dañar superficies o tejidos. Si la diluyes poco, quizás no desinfecte bien. La dosis recomendada para desinfectar suelos o baños es de 20 ml de lejía por cada litro de agua.
Además, la lejía pierde efectividad con el tiempo. Si tu botella lleva abierta varios meses, puede que apenas desinfecte. ¡Es mejor renovarla!
Ya lo hemos dicho: primero limpia, después desinfecta. Y otro error frecuente es retirar la lejía demasiado pronto.
Déjala actuar al menos 1 minuto en superficies lisas (como mesas, grifos, pomos…) y más rato en suelos o baños. Si la quitas enseguida, no dará tiempo a que elimine las bacterias y los virus.
La lejía no es apta para todo, porque como sabrás es muy abrasiva. Por ejemplo, nunca la uses en:
En cambio, sí es segura en suelos cerámicos, lavabos, fregaderos o ropa blanca. Aunque si tienes dudas con las prendas, haz primero una prueba en una zona poco visible.
El olor a lejía es fuerte, porque esta libera vapores. Por eso, si limpias con lejía con las ventanas cerradas, puedes marearte o irritar tus vías respiratorias. ¡Es normal!
Por tanto, usa siempre guantes, procura no salpicarte la ropa y ventila bien durante y después de la limpieza.
Otro error habitual es almacenar la lejía a pleno sol oguardarla en envases que no son adecuados. Esto puede acelerar su descomposición y hacer que pierda efectividad.
Para evitarlo, guárdala siempre en su envase original. Procura que esté bien cerrado, ¡y déjalo en un lugar fresco y fuera del alcance de los niños!
Sobra decir que no se debe usar lejía para limpiar alimentos. Si quieres desinfectar frutas o verduras, lo más correcto es usar unas gotas de lejía apta para desinfección de agua potable (especificada en la etiqueta), diluidas en mucha agua, y después aclarar muy bien.
Jamás uses lejía común directamente sobre la comida: ¡es tóxica!
Ya lo tienes claro, ¿no? La clave está en diluir bien la lejía, usarla solo en superficies adecuadas, dejarla actuar y ventilar después.
Por cierto, es mejor que prepares la mezcla de lejía y agua justo cuando vayas a usarla. No la guardes de un día para otro, porque pierde eficacia.
Y si alguna vez te preguntas dónde se pone la lejía en la lavadora, la respuesta es sencilla: en el compartimento de la lejía o en el tambor, pero solo si lavas ropa blanca. ¡Nunca la uses en ropa de color!
Dicho esto, aunque limpiar con lejía es maravilloso, también hay momentos en los que lo mejor es dejarlo en manos de profesionales. Si es lo que quieres, en Limpiezas Sanaza tenemos la solución. Somos expertos en limpieza a domicilio en Zaragoza y Aragón.
Además de la maquinaria y los productos idóneos, tenemos un equipo con mucha experiencia. Sabemos cómo higienizar a fondo cualquier espacio, sin riesgos y con resultados profesionales garantizados. Y por cierto, ¡también ofrecemos un servicio de limpieza para empresas!
¿A qué estás esperando? Contacta ya con nuestro equipo y ahórrate disgustos al limpiar con lejía tu hogar o tu negocio: ¡nosotros lo haremos por ti!
Contacta con nosotros